VENTA AMBULANTE

VENTA AMBULANTE

Una vez que han concluido los sorteos estrella de la lotería (Navidad y Niño) queremos hacer una reflexión sobre un asunto que siempre crea polémica pero que nadie pone medios para atajar: la venta ambulante con recargo.

Durante todo el año es habitual ver décimos de lotería expuestos en bares y quioscos de prensa.

También estamos acostumbrados a ver por la calle a vendedores ambulantes de lotería.

En algunos casos, el precio de venta es el que marca el décimo (3, 6 o 20 euros) pero en otros muchos casos, nos encontramos con la ingrata sorpresa de que nos aplican un recargo de hasta 2 euros (en Navidad) o un 33% (cuando te cobran un euro de más para un sorteo de 3 euros del jueves). Siempre puedes rechazar este sobre precio, a riesgo del enfado del vendedor de turno.

Pero más allá de la discusión que podamos tener, nuestra reflexión de hoy viene a tratar sobre el flagrante incumplimiento por parte de las administraciones de lotería de sus obligaciones de venta.

Por un lado, a nivel de seguridad, están poniendo en la calle una cantidad importante de décimos (o sea de euros) sin ningún tipo de control y seguridad: ¿para qué tenemos entonces un búnker blindado, unos cristales que nos han costado un ojo de la cara, unas cámaras de seguridad y un contrato con una empresa especializada, si después sacamos nuestra venta a la calle?

Por otro lado, a nivel de respeto de distancias entre puntos de venta, estamos invadiendo zonas que no nos corresponden. SELAE nos respeta un “territorio” y sabemos que en ningún momento nos van a colocar un punto de venta a menos de 250 metros de nuestra administración. Pero sin embargo no tenemos ningún reparo en sacar nuestros décimos de nuestro territorio e invadimos sin piedad zonas ajenas.

¿Qué haríamos si un vendedor ambulante se pusiera en la puerta de nuestra administración a vender billetes de otra? ¿O si el bar de la esquina comenzara a publicitar décimos provenientes de la competencia?

Seguro que pondríamos el grito en el cielo, ¿verdad?

Sólo en Madrid hay más de 200 vendedores ambulantes pululando por la ciudad. El número de bares y quioscos es indeterminable.

Deberíamos de hacer una seria reflexión al respecto y pactar entre todos el fin de estas prácticas.

O exigir a SELAE y a las autoridades (Ayuntamientos) que penalizaran este tipo de venta.

Pero si no se hace nada contra el top manta, ¿alguien va a mover un dedo contra los vendedores ambulantes….?